dia 5: llegada a Xian; El hostel 9 sages.


Entrada del hostel 9 sages. Xian

Pasar el día de la hispanidad en china te hace ser mas spanish. Quizás por eso, y tras haber odiado a muerte a la tontaina que en la recepción intentó hacer de interprete, sin que nadie se lo pidiese, con ese acento de torrelodones, nos hicimos amigas de Pilar, una chica bastante estupenda (toda ella) que flipaba ella sola y unía el placer de viajar, con el de comprar.
De mayor yo quiero ser como ella.

Nos tomamos unas cervecitas celebrando su santo y nos vendio Shangay bastante bien, dándonos direcciones útiles, precios útiles, y la comparacion de Shangay con New York, nos dejo en un primer momentos anonadadas, y con muchas ganas de llegar; eso que a mi que no me gustan las grandes ciudades y mas bien me tiro por los pequeños ping-yaos, con sus equilibristas precoces y sus paseos en bici o montañas de la bola del drac con sus ríos. La verdad es que nos hizo soñar con la ciudad mas moderna de la China capuchina.


Detalle del hostel.Bar restaurante. Noodels con tomates deliciosos.

Dormir en un dormitorio cuando vas sola es una cosa, creo que lo necesitas, es mas fácil hablar con gente, pero cuando no lo eliges y al final aceptas dormir en un dormitorio porque no hay otra opción, ya que es tarde para buscar otra cosa, te pueden pasar dos cosas:

Una es que tengas suerte y que te toque gente guay que no ronque, que no se tiren pedos, que no haya animalitos y que puedas dormir bien , y otra es que no. A nosotras nos toco que NO. No pegue ojo en toda la noche.

Al primer roommate que conocimos fue al que mas tarde llamaríamos Pepito. La primera impresión que nos causó fue un poco tétrica. Pepito era un peruano que nos sorprendió o mas bien que nosotras sorprendimos detrás de la puerta bebiendo una fanta de litro y comiendo, los famosos noodles chinos que vienen en un cubilete sin haberle añadido un poco de agua.

En un primer momento, se me ocurrió decirle que pidiese agua en la recepción, que el paladar era para toda la vida y que no era momento de agujerearlo tontamente, pero viendo las canas que adornaban sus sienes, decidí que era grande y que había que dejarle , que parecía que a el le gustaban de aquel modo.

Pepito era más o menos, un tío Antonio a lo peruano,bajito , entrado en carnes y con los pantalones subidos hasta el sobaco. El pelo lo llevaba tintado rojito. En principio nos dió miedo pero luego conquistó nuestro corazoncito.

Nathalie una chica alemana era la segunda roommate, curiosamente Nathalie había compartido la furgoneta con nosotras en el viaje a la Muralla China. Un Chino que dormía con la cabeza totalmente en vertical completaba el grupito.

Después de las cervezas, me dispuse a coger fuerzas para el día siguiente, un mosquito del tamaño de un helicóptero empezó a darme la tabarra, tras encender y apagar mi luz particular unas cuantas veces, de intentar taparme hasta arriba, de pensar que el mosquito podía pegarme el paludismo o la malaria, cogí la zapatilla y tras un golpe de gracia deje al mosquito chafadito en la pared. Mi sonrisa llegaba de oreja a oreja.

Empecé a conciliar el sueño cuando Pepito empezó a roncar como un oso en una osera(las semejanzas con el tío Antonio se ponían de manifiesto). Mis nervios se pusieron de nuevo en marcha. Conciliar el sueño era cada vez mas imposible. Solo tenia oídos para esos ronquidos. Después de dar 100 vueltas en la cama se me ocurrió dar una patadita a la cama de Pepito. Al principio me sentía un poco mal, y él seguía durmiendo y por ende roncando. Tras esta patadita de prueba hubo otra un poco mas fuerte y tras la definitiva Pepito cambio de postura y gracias al santisimo dejó de roncar. Sonreí y desee que morfeo me acogiese en su seno.


Detalle 3 del hostel Patio interior peacefull

Cuando yo creía que todo había pasado, el chino se levantó y empezó a recitar unos versos en chino, tras un estruendo abrió la puerta ,me imagino que para ir al aseo , el muy listo dejó entrar a un gato blanco esquelético hecho harina, que rondaba por el hostel.


El gato empezó a dar vueltas por la habitación. Mi cansancio acumulado y mi horror por ese gato en particular no me dejaban levantarme para abrir la puerta y echar al gato. Pensé que el tontaina del chino debería hacerlo cuando volviese. Así que sin dormir, esperaba al chino y de reojo controlaba donde estaba el gato.


Entre esas estaba, cuando el gato ni corto ni perezoso se lanzó a la cama de la alemana, Nathalie se despertó sobresaltada, ante el salto del gato directo a su almohadón , la pobre estaba totalmente perdida, se hizo hacia abajo y dejo que el gato se acomodara.

Yo veía a la alemana confusa y me daba la risa, pero tenia mucho sueño y se me cerraban los ojos. Tras abrirlos y volver a cerrarlos vi que la alemana había capitulado. Dormía en diagonal en lo que quedaba de cama. El gato estaba en el almohadón sin dar guerra. Por fin.Ya se podía dormir .



El hostel mu chino, mu bonito y mu peacefull !!!

Dia 5: Xian:La muchedumbre, el humo,las bicis,las motos, abanderadas, la publicidad, las torres, los taxistas



Tras las deliciosas bananas cake-crepes y la botellita de agua for free (China mu avispada) dejamos atrás Pin-yao y nos dirigimos rumbo a Xian con la firme misión de ver la armada de terracota.

Para ir a Xian , nos tuvimos que levantar temprano, un taxi nos estaba esperando , a nosotras y a los belgas-holandeses que estaban con nosotras en la casa china con encanto y que al igual que nosotras optaron por esta opción en vez de continuar en tren. La opción era coger un taxi que te lleva a la autovía donde se puede coger el autobús.

Los belgas son, todos ellos, conductores de trenes que han decido ver esta parte del mundo durante cinco meses, llevan a un enano de plástico, regalo de uno que no va al viaje y le van haciendo fotos con todos los monumentos y sitios de interés, nos hacemos una foto con el enano, y se lo aguanto un poco mientras esperamos el autobús. Pesa bastante.
El viaje de infarto, ya todo un clásico a estas alturas, pitorrazos y camiones cargados hasta los topes de detodo, incluso avistamiento de uno accidentado en medio de la carretera y en el suelo unas bobinas de papel. Todo permitido por aquí también, conducir por la derecha o la izquierda , o por el arcén. Cosas positivas: el viaje se realiza por una autovía de pago, por lo que gracias a diox no hay mucho trafico.Escupidero gigante al lado del conductor.
Mucha niebla, luz gris, y tras los inmensos campos de algodón y paisaje variando de la llanura total de ping-yao a unas montañas bastante guapas con rio con mucho lodo incluido.

Llegamos a Xian, primera impresión de la ciudad fatal, mucho de todo, mucho chino sucio y feo, en el autobús flipamos viendo como en la calles había cantidad de chinas con banderas y bandas cruzadas, llevando pancartas en chino royo manifestación, creemos que es publicidad.

En la estación de autobuses autóctonos están esperando a los belgas para llevarlos a un hostel, ya somos parte esencial del grupo así que nos vamos con ellos.
PS. Odio, o bien si soy sincera, envidio, a todo el mundo, franceses o no franceses, que se pegan viajes de meses.

PS2. Requeteodio a los que después de la China todavía continúan y se van hacia el sur.
PS3. También me repatean los que han venido en el transiberiano.












Dia 4: Mas Ping-yao 2


Una de las casas tipicas de Ping-yao
Las comidas en China dependen en gran medida del azar o la suerte, y en bastante medida del menú que estén tomando los vecinos, si ves que los de la mesa de al lado esta tomando algo que te parece comestible, estas salvada, porque señalando reiteradamente e insistentemente , a la vez que produces una hilaridad sorprendente en tus vecinos, sabes lo que te van a traer.

La vuelta a ping-yao, retomando la mencionada carreterita, desde el monasterio, fue un poco espeluznante, creo que nunca me había sentido tan sucia, después de tragarnos el humo mas negro que he visto salir en mi vida desde un tubo de escape, (todas mis condolencias al que tenga, o al que tendría que aprobar la ITV en este país) y de recoger mas polvo, del que podían absorver nuestras preciosas cabelleras decidimos saciar nuestro apetito, un bar repletito de gente, nos hizo pensar que aquello seria el paraíso, pues podríamos elegir lo que comer y tentar menos la suerte. Cuando entramos, el bar se encontraba como si una revolución entera hubiese pasado por allí, sillas tiradas por el suelo, mesas echas una desidia , una boda o algo celebrado con un pastel de varios pisos a lo chino se había dado cita. Llegamos tarde.

El segundo intento de llenar el gandul, a pesar de tener a una espontánea interprete licenciada por la escuela de nosedonde en ingles, a la que no se le entendía nada( mi selfconfidence esta mejorando) fue totalmente infructuoso. La camarera nos trajo el menú en fotos, y la espontánea nos explicaba lo que era. Después de hacer un montón con los que nos gustan y un montón con los que no, nos encontramos con que a priori, solo nos gustaban 3. Los cuales pedimos desechando las 300 fotos con los restantes.

Puerta en el centro de Ping
Hubo un momento de gloria, en el que pudimos lavar nuestras manos y nuestra cara , el en lavabo de dimensiones hercúleas que se encontraba en medio del restaurante, puesto estrategicamente para que todos puedan verte. La pastilla de jabón del mismo tamaño que el lavabo daba risa verla y la china te instaba a que la usases y te traía toalla.

Cuando la comida llego , el parecido a la foto era nulo, la velocidad con que llego la comida, nos hizo suponer que es imposible que puedan preparar 300 platos diferentes, tienen un menú para turistas y cuando tu llegas , pidas lo que pidas te sacan eso.

El menú estaba compuesto por unas croquetas que yo digo que están rellenas de algo parecido a ciruelas y la agente 99 dice que son alubias machacadas, tras un pequeños mordisco, ella las califico de incomestibles. Una sopa de vegetales que dejaban sabor a dragón en el paladar a lo largo de cuatro días y cerdo cubierto de una especie de tortilla reseca con una especie de ajillos.


Lo único que se podía comer eran los ajillos del cerdo, así que la comida fué presidida por un largo ring en la que la agente99 y yo peleábamos con los palillos chinos ( nivel avanzado ya) a ver quien comía mas ajillos.

El vaso de plástico donde nos sirvieron el te, era de una calidad china inequívoca, solo con el roze se arrepretujaba.


La noche de Ping-jao de cuento, todo iluminadito como le gusta a estos chinos.

Dia 4: Mas Ping yao

Detalle en el Monasterio Saolin


Cuando uno visita la China y ya se ha sorprendido de la conducta temeraria de sus habitantes, y cree saberlo todo, y le dan un vehículo, como por ejemplo, una bicicleta, y le explican como ir al monasterio Saolin, uno piensa que es coser y cantar, puedo asegurar que cantar, se canta poco y coser, si te descuidas son los cirujanos los que lo hacen contigo.

La carretera hacia el dichoso monasterio se podía comparar a una carretera subsahariana( igual que en los reportajes del national geografic), todos absolutamente todos conducen por donde les viene en gana, la carga de los camiones, sin excepción, exceden con creces el peso y el volumen que la lógica quiere imponernos. Por toda la carretera te encuentras a suicidas de vocación intentando barrer todo lo que cae de los camiones. Y lo ya poco novedoso a estas alturas: el claxon, en un principio el truco del claxon esta bien pensado, pero cuando llega el delirio y oyes tantos pitidos, por mas que te esfuerces, no sabes de donde te viene el peligro. Los sauces a ambos lados de la carretera es otro detalle, las ramas crecen hacia abajo y dos partes importantes de la carretera quedan inutilizadas aunque es un poco incomoda la conducción por esta parte de la carretera ya que las ramas te impiden la velocidad, prefiero la opción a la que toma la agente 99 desafiando cualquier loco de esos que rondan por aquí.

El monasterio Saolin se oia a lo lejos, los monjes cantaban en play-back, al mas puro estilo mili-vanilli. Eran unos grandes altavoces los que hacían que se girase la mirada y te dirigieses hacia la entrada.



Patio central del monasterio donde se quema el incienso

Las cámaras de televisión hacían guardia en todas las salas. Si se te ocurría hacer alguna foto, una voz salida de ultratumba te invitaba, en ingles, a guardarte, donde te cupiese, la cámara.

El monasterio estaba en bastante mal estado y el polvo de Ping-yao cubría la mitad de las estatuas, pero aun así, estaba lleno de encanto. Habían unos colegiales visitando el monasterio, nos dieron incienso, y nos explicaban como se hacia la genuflexión correcta según el rito del lugar delante de cada diosa y del Buda.


La que mas me impresiono fue la diosa de los 3000 brazos, supongo que si de niña te llevan a ver esa diosa, ese día te tiene que costar dormir. Los niños fueron muy graciosos y les molo mogollón que les hablásemos, me escribieron en mi cuaderno mi nombre en chino y se reían cuando intentábamos pronunciar algo el chino. Su ingles era mas o menos , del mismo nivel que en España acabas el antiguo COU, se confundían con el dos y el tres.


Diosa con 24 brazos

Había un grupo de franceses visitando el templo, estudiaban donde estaban puestas las cámaras, y cual era el punto ciego, desde donde podían burlar la cibervigilancia. Siempre ellos y solo ellos (la agente 99 tb)


Detalle 2 del monasterio y del polvo de ping-yao

























Dia 9: La ciudad de los Pandas









Las curvas, los pitorrazos y el barullo en general, se te olvida cuando ves a los pandas. Todo hay que decir que el turisteo que tienen montado alrededor es muy chino, y yo no me explico como los pandas no han emigrao hacia otras latitudes.




La llegada a Chengdu, donde nos encontramos al espia 33, fue espectacular. A estas alturas nuestra capacidad para manejar los palillos y nuestra habilidad para procurarnos el fan de cada dia, dejaba en ridiculo a los mas osados viajeros que se atreviesen a competir con nosotras. ( El espia 33 nos saco de dudas e incremento nuestro conocimiento, nos ilustro con unos rudimentos de chino que cuando volviesemos al mas puro salvaje estilo de pedir en un restaurante, nos sacaria mas de un apuro , si pediamos solo Fan= arroz , las probabilidades de exito, eran limitadas, asi que aprendimos la frase que nos costo dos horas de viaje aprender i wun pan mei fan = dame un cuenco de arroz , lo de chino lo añadiamos para enfatizar y quitarte aire del paladar.)




El espia 33 se confundia bien con la poblacion autoctona (su padre y su madre son chinos) y sin darnos cuenta y sin temer las inclemencias del tiempo y sin encomendarnos a diox ni al diablo ,ni verificar las distancias (hay que leer mas el lonely planet) nos lanzamos en 4X4 hacia la mas aridas y mas bonitas montañas del mundo, direccion al techo del mundo, Lo de dormir en el 4x4 debe ser mejorado en proximas entregas y lo de dejar el coche al lado de la cabeza de vaca para matar del susto a los ocupantes del bolido tambien.

































Dia 0: el submundo


"Por favor, no escupir" se implora... pero no se consigue.


Los primeros síntomas de inferioridad numérica los empecé a sentir cuando me di cuenta que era la única en la fila del embarque, que no tenía el pelo como recién planchado. En el avión yo era también la única que no comprendía los gritos que todos promulgaban, yo también era la única que no llevaba, el que mas tarde, se convertiría en "complemento estrella indiscutible de cualquier chino que se precie" el famoso (de todos colores y tamaños): Termos con te, y también la única que no escupió en las doce horas que estuve en aquel submundo.



El primer acierto fue traerme el antifaz, el segundo usarlo, y lo que mas me sorprendió fue la frialdad de las azafatas, repartiendo ese arroz con cacahuetes, frente a lo que podríamos calificar como excesiva toma de confianza de mi compañera de fila.

El avión andaba repleto de chinos, mi compañera de fila, a la vez que una servidora, vimos que había un asiento libre que nos separaba físicamente pero que al mismo tiempo nos unía en un ferviente deseo de ocuparlo,hubo un acuerdo mutuo no verbal y empezamos repartiendonos el botín, yo me quede con el almohadón y ella con la manta del que había perdido el avión.


En el negror de mi antifaz y cuando mis piernas empezaron a cansarse de mantener la misma posición e inconscientemente empezaron a buscar la horizontalidad, tímidamente puse mis piernas en el asiento contiguo, tapándolas con mi manta, la china se dio cuenta de mi maniobra y me dio unos toques en la pierna, yo me quite el antifaz y balbucee algo en francés, pero la china no hablaba nada conocido, antes de que me diese cuenta, me agarro las piernas se las puso en su regazo, tiro de mi para que cupiese en los tres asientos, y se puso a darme masajes en los pies.
No es que estuviera mal, pero digo yo que mi cultura no me deja dormir relajada cuando una china que no conoces de nada te masajea los pies así que me reí, le di así como las gracias y a los cinco segundos volví a mi posición original en un solo asiento.Es lo que tienen las culturas.
Detalle del termos chino :

Dia 4: Pin-yao. Cabellera llena de polvo y humo.







Gracias al santísimo que las vacaciones chinas y sus días nacionales se habían justo acabado el mismo día que yo aterricé, para el caso era lo mismo, (nota: hay que leer mas el lonely planet, te explica claramente que hay que comprar con varios días de antelación los billetes de tren).Ante nuestra insistencia la china de la estación llamó a alguien desde su teléfono, ultima generación, garabateo algo y nos enseño un papel escrito en ingles, que decía: que NO hay billetes!

La llegada a Ping-yao fue bastante cañera, eran las 7 de la mañana y estos chinos ya estaban escupiendo como si fuera el mediodía, tras el cuarto control de billetes y de quedarnos con cara de perro pekinés cuando nos dijeron que no había billetes para Xian en el tren que habíamos previsto, tuvimos un momento de bajón total y decidimos tener un momento de recogimiento en la enserrinada estación de tren, para tratar de decidir que hacer ante la adversidad, una chinurri bastante avispada se hizo nuestra amiga y nos saco de nuestra confusión.

Acabamos en una casa, típica china (con encanto), que tenia una habitación china (con el techo pintado y mas encanto) y un tatami ( con unos edredones de cuadros y flores chulisimos) , con una mesita con un juego de te chino (de porcelana ) con un gran ventanal que daba a un patio interior con mas encanto si cabe , y todo ello por un regateado precio, (el precio estaba tan regateado que dentro del acuerdo estaba el de mantenerlo en secreto y no comentarlo con el resto de huéspedes que ocupaban las otras habitaciones) y por supuesto incluían unas chanclasque te podías poner si te quitabas los zapatos.


Un tucutuco mas regateado todavía si cabe, nos recogió en la estación y nos llevo en un estado de semicongelación por las polvorientas calles de Ping-yao( el relente de la mañana caía con toda su fuerza y los ropajes de invierno o de mañana fría , FRIA estaban al fondo de la maleta, en principio al pasar un matorral seco rodando por la calle, la agente 66 y yo comentamos que era un poco una película del lejano oeste.

La ciudad se revelo como una encantadora ciudad rodeada por unas murallas milenarias y unas casas que nos hacían creer que estábamos dentro de un cuento ..chino.

Dia 3: El trenecito con encanto

Gente esperando el tren

A modo de resumen, el tren con encanto, no esta nada mal; tienes a uno fumando a altas horas de la madrugada, justito debajo de ti, el humo subía en columna desde el sitio donde estaba sentado el chino hasta mi nariz, a pesar de las toses fingidas y del puff repetido que tanto éxito tiene aquí en Bélgica, el chino para nada se percató que me molestaba y si se percató tampoco hizo nada para remediarlo.

A su favor, diré que son amables, las maletas te las suben y te las bajan cuantas veces quieras del portamaletas, si decides que quieres cambiar de sito todas las maletas ajenas y ponerte la tuya a tu lado, aunque hayas llegado la ultima, nadie dice ni mu!! Y encima se ríen.

Otro factor importante a su favor, o al nuestro según se mire, es que los pies no les huelen (los zapatos gozan de una independencia que en España, o al menos según mi hermano, rozaría la demencia, …lo primero que uno hace cuando sube al tren es quitarse los zapatos y cuando tienes que andar , para ir a por agua para los noodels, o al baño, (nota: para fumar no hace falta salir del vagón,) o a pasear, es ponerse unas chanclas, complemento indispensable en todo bolso de mano que se precie, vamos que aquí, creo que queda claro , la demencia es llevar todo el santo día los zapatos puestos.)

Y lo mejor de todo es el servicio de despertador: los miles y miles de revisores que hay en el tren , llevan un control minucioso o comunista, según se quiera, de los pasajeros que hay en el tren, tras hacer la cola en el ya mencionado tapón del 15, se pasa por un ligero control donde te pican el billete, luego le enseñas el billete a otro revisor que te da una tarjeta de plástico, que en un primer momento el agente 66 y yo no teníamos ni idea para que servia, pero que a las 7 de la mañana comprendimos la utilidad, otro revisor se encarga de darte tu antiguo billete y que tu, le entiendas o no, y con una amabilidad que yo calificaría de marxista-leninista, le devuelvas la de plástico. El no encontrarla produce a los chinos una hilaridad sorprendente y cuando por fin la encuentras y se la das, literalmente te echan del tren, bueno es saber que aquí son bienvenidos los que como yo tenemos el sueño fácil.

La agente 66 dice que solo ha dado dos cabezadas, pero yo la he visto roncar toda la noche, mientras que yo, menos mal que tengo el sueño fácil, porque he estado escalando y desencalando el tercer piso sin chanclas, he estado probando dormir hasta con el antifaz, pero el sueño se me ha resistido, y el fresquito del aire acondicionado creo que se me ha metido al cuerpo en forma de virus.

A la salida del tren, hay otro revisor que te vuelve a mirar el ticket y te deja salir del recinto, como para colarse!!!


Gente haciendo la cola en la estacion del tren de Pekin

Dia 3 Vaya, vaya con la muralla


Lo importante de los planes, es que se pueden deshacer en un momento, y en ese arte, somos las reinas, después de marear a los pekineses de la plaza y hacerles buscar en Internet, el tiempo para el día siguiente y decidir, que hoy, no se iba a la muralla, que no hacia sol, ecolo qua que, al final se arregló, a precio regateado en el hotelito con encanto, un trip a la gran muralla.

La china del hotelito con encanto era más mala que un pecado, y más chanchullera imposible. ( Nota: si dices muralla china, Chinese Wall, lías al personal, la china se pierde bastante, y hasta que no logra que tu rectifiques, y que digas, que quieres ir al ... Great Wall, no continua con la explicación, como si no fuese de allí la muralla!. Estábamos un poco confusas y por si acaso y por miedo a la traducción no pedimos ni tinta china, ni pirotecnia china, ni caja china…venia a ser un poco, como la tortilla francesa, que no existe en Francia.)

La Great muralla con cámara nueva es lo tope de lo tope, solete, sube escaleras, y más escaleras, y el ánimo hay que subirlo agarrándose de los pantalones de los chinos fuertes, que suben sin soltar la mínima gota de sudor.

Otra cosa graciosa de la muralla, son los chinos que tratan de venderte cosas , al principio los abuelotes ofrecían agua fresca, contando que en el tenderete tienen cosas mas valiosas, me sorprendía un poco , mas tarde tras las subiditas de escaleras y más, y mas escaleras, puede entender porque ofrecían agua fresca y el tonillo con el que lo decían.

Podemos constatar, que se hacen bien a las bromas, aunque te agarres a las piernas de un chino, o le hagas un salto a lo ling-chung, con una coleta a lo mogola, ellos se ríen, la agente 66 se divertía asuntando chinos, que esperaban pacientemente a que llegasen turistas cansados de tanto escalón, como mucho te enseñan lo que estaban comiendo, te abrían la boca y veías una pasta blanca que estaban mascando, yo juraría que era arroz, la verdad es que con tanto arroz difícilmente se pueden cagar de miedo.


La muralla como dice mi madre apasionante, las torres a cada cual mas chula, las montañas, el viento, los árboles, el otoño que se acerca ..Inolvidable.


La ida y la vuelta, flipante. Dos asientos en una furgoneta, especialmente diseñados para desnucarte en caso de accidente, nos fueron adjudicados. Al poco de salir y empezar a disfrutar de ver sauces nuestro compañero empezó a sudar de una manera espantosa, su novia un poco molesta le indicaba al chino que buscara un toilet en el camino, Tras un breve, break o pausa, para que el alemán que llevábamos al lado diera rienda suelta a sus intestinos, continuamos el viaje.


Es de destacar la conducta de los amigos conductores en este país. La gente conduce a golpe de claxon. Cuando giras a la derecha y no puedes girar: …Tocas el claxon, cuando quieres adelantar y no ves si viene otro por delante...tocas el claxon, cuando todo kiski anda por la carretera, en medio de la nada… tocas el claxon, que la moto no se aparta...tocas el claxon; como conclusión: si no conduces, cuando oigas a alguien que toca el claxon, reza todo lo que te sepas, y si no quieres sufrir, cierra los ojos.


La ultima impresión de hoy, ha sido el tren con encanto , como todo aquí, en el cual me voy a pasar la noche, todavía no me explico como todos los chinos que habían haciendo la cola han tenido cabida en el tren. Aquí las colas, mas que colas, yo los llamaría tapones (siempre con un cuello de botella que son los militares). En la ciudad prohibida sufrimos el primer tapón... son bastantes curiosos, la mayoría de chinos los acepta con resignación. Si les dejas una posibilidad, la aprovechan y se te intentan colar como pueden haciendo valer cualquier recurso, como el carné de la biblioteca o similar y hasta algún que otro abuelote lo consigue.

Dia 2 : Sin paron

Me estaba sonando el timbre de la puerta del hotel y yo contesté a mi móvil , al teléfono y le di al interruptor de la luz , hasta que oí una voz que me despertó del todo , la agente 66 me estaba diciendo Ni-hao, la contraseña correcta, al otro lado de la puerta , unos besicos , un cuéntame tu que tal en el avión y sin darnos cuenta ya estábamos en nuestro barrio con encanto, dejando flipando a los chinos con nuestros ojos redondos.

Por lo visto aunque siempre me quedara la duda si es que no lo decían por pena , cuanto mas grandes tienes los ojos , mas guapa eres , y la verdad que te paren por la calle y te digan lo de you are beatifull pronunciado a lo chino , es decir cada silaba por separado, por ahora no molesta.

La agente 66 ya se ha retratado varias veces en compañia de chinos, la verdad es que da la risa ver la emoción con que parece que se van, el único chino que hemos visto con la cara llena de granos , esta noche igual no duerme de pensar que tiene una foto con una española con ojos y cara redonda... después de la foto, dato curioso, todos preguntan que de donde eres y se van corriendo al grupo de chinos al que pertenecían a celebrar el triunfo y decir de donde somos.

El truco para comprar es negociar hasta que el otro se enfade, y entonces compras , el truco lo aprendimos después de regatear unos juegos esos de inteligencia , el que los vendía carecía de ella puesto que se imagino que los íbamos a comprar , regateamos y ofrecimos hasta un yuan , luego nos fuimos y decidimos que no los queríamos , el chino un poco corto pero nada perezoso corrió detrás de nosotras que ya nos escapábamos, el chino nos dijo que aceptaba nuestra oferta que le diésemos un yuan, la agente 66 le dijo que se lo había pensado mejor y que ya no los quería , el chino bastante cabreado le dijo algo inteligible que curiosamente se parecía tremendamente a fuck off .

A partir de aqui, ya no tuvimos parón, una vez aprendido lo básico nos lanzamos al juego del regateo y por las pintas de los vendedores, creo que no se nos daba demasiado mal, todos absolutamente todos cabreaos y nosotras todo el día entregadas en cuerpo y alma al shoping acabamos con cámara digital, (justo la que no quería..pero baratísima) con un traje para bailar flamenco encargado a medida, otra cámara para la agente 66, tarjeta de memorias ...

Gracias a Dios, a Buda o al partido comunista que la comida es baratísima, esos ravioles de Pekín estarían en nuestra memoria todo el viaje, ese pepino a la vinagreta nos hizo relamernos en mas de una ocasión y los últimos yuanes del día se fueron en el restaurante con el mantel con mas lámparas que la sección lampadaire del ikea, por supuesto en nuestro barrio con encanto al que ya habíamos bautizado y en el cual nos sentíamos como en casa.

Al pasar por el peluquero y vimos que por casi nada te hacían la manicura, nos entro de nuevo la fiebre pero ya no nos quedaba dinero y había que esperar hasta la apertura de los bancos ... empezábamos a dar miedo.