Dia 4: Mas Ping-yao 2


Una de las casas tipicas de Ping-yao
Las comidas en China dependen en gran medida del azar o la suerte, y en bastante medida del menú que estén tomando los vecinos, si ves que los de la mesa de al lado esta tomando algo que te parece comestible, estas salvada, porque señalando reiteradamente e insistentemente , a la vez que produces una hilaridad sorprendente en tus vecinos, sabes lo que te van a traer.

La vuelta a ping-yao, retomando la mencionada carreterita, desde el monasterio, fue un poco espeluznante, creo que nunca me había sentido tan sucia, después de tragarnos el humo mas negro que he visto salir en mi vida desde un tubo de escape, (todas mis condolencias al que tenga, o al que tendría que aprobar la ITV en este país) y de recoger mas polvo, del que podían absorver nuestras preciosas cabelleras decidimos saciar nuestro apetito, un bar repletito de gente, nos hizo pensar que aquello seria el paraíso, pues podríamos elegir lo que comer y tentar menos la suerte. Cuando entramos, el bar se encontraba como si una revolución entera hubiese pasado por allí, sillas tiradas por el suelo, mesas echas una desidia , una boda o algo celebrado con un pastel de varios pisos a lo chino se había dado cita. Llegamos tarde.

El segundo intento de llenar el gandul, a pesar de tener a una espontánea interprete licenciada por la escuela de nosedonde en ingles, a la que no se le entendía nada( mi selfconfidence esta mejorando) fue totalmente infructuoso. La camarera nos trajo el menú en fotos, y la espontánea nos explicaba lo que era. Después de hacer un montón con los que nos gustan y un montón con los que no, nos encontramos con que a priori, solo nos gustaban 3. Los cuales pedimos desechando las 300 fotos con los restantes.

Puerta en el centro de Ping
Hubo un momento de gloria, en el que pudimos lavar nuestras manos y nuestra cara , el en lavabo de dimensiones hercúleas que se encontraba en medio del restaurante, puesto estrategicamente para que todos puedan verte. La pastilla de jabón del mismo tamaño que el lavabo daba risa verla y la china te instaba a que la usases y te traía toalla.

Cuando la comida llego , el parecido a la foto era nulo, la velocidad con que llego la comida, nos hizo suponer que es imposible que puedan preparar 300 platos diferentes, tienen un menú para turistas y cuando tu llegas , pidas lo que pidas te sacan eso.

El menú estaba compuesto por unas croquetas que yo digo que están rellenas de algo parecido a ciruelas y la agente 99 dice que son alubias machacadas, tras un pequeños mordisco, ella las califico de incomestibles. Una sopa de vegetales que dejaban sabor a dragón en el paladar a lo largo de cuatro días y cerdo cubierto de una especie de tortilla reseca con una especie de ajillos.


Lo único que se podía comer eran los ajillos del cerdo, así que la comida fué presidida por un largo ring en la que la agente99 y yo peleábamos con los palillos chinos ( nivel avanzado ya) a ver quien comía mas ajillos.

El vaso de plástico donde nos sirvieron el te, era de una calidad china inequívoca, solo con el roze se arrepretujaba.


La noche de Ping-jao de cuento, todo iluminadito como le gusta a estos chinos.