Dia 4: Pin-yao. Cabellera llena de polvo y humo.







Gracias al santísimo que las vacaciones chinas y sus días nacionales se habían justo acabado el mismo día que yo aterricé, para el caso era lo mismo, (nota: hay que leer mas el lonely planet, te explica claramente que hay que comprar con varios días de antelación los billetes de tren).Ante nuestra insistencia la china de la estación llamó a alguien desde su teléfono, ultima generación, garabateo algo y nos enseño un papel escrito en ingles, que decía: que NO hay billetes!

La llegada a Ping-yao fue bastante cañera, eran las 7 de la mañana y estos chinos ya estaban escupiendo como si fuera el mediodía, tras el cuarto control de billetes y de quedarnos con cara de perro pekinés cuando nos dijeron que no había billetes para Xian en el tren que habíamos previsto, tuvimos un momento de bajón total y decidimos tener un momento de recogimiento en la enserrinada estación de tren, para tratar de decidir que hacer ante la adversidad, una chinurri bastante avispada se hizo nuestra amiga y nos saco de nuestra confusión.

Acabamos en una casa, típica china (con encanto), que tenia una habitación china (con el techo pintado y mas encanto) y un tatami ( con unos edredones de cuadros y flores chulisimos) , con una mesita con un juego de te chino (de porcelana ) con un gran ventanal que daba a un patio interior con mas encanto si cabe , y todo ello por un regateado precio, (el precio estaba tan regateado que dentro del acuerdo estaba el de mantenerlo en secreto y no comentarlo con el resto de huéspedes que ocupaban las otras habitaciones) y por supuesto incluían unas chanclasque te podías poner si te quitabas los zapatos.


Un tucutuco mas regateado todavía si cabe, nos recogió en la estación y nos llevo en un estado de semicongelación por las polvorientas calles de Ping-yao( el relente de la mañana caía con toda su fuerza y los ropajes de invierno o de mañana fría , FRIA estaban al fondo de la maleta, en principio al pasar un matorral seco rodando por la calle, la agente 66 y yo comentamos que era un poco una película del lejano oeste.

La ciudad se revelo como una encantadora ciudad rodeada por unas murallas milenarias y unas casas que nos hacían creer que estábamos dentro de un cuento ..chino.