Dia 3: El trenecito con encanto

Gente esperando el tren

A modo de resumen, el tren con encanto, no esta nada mal; tienes a uno fumando a altas horas de la madrugada, justito debajo de ti, el humo subía en columna desde el sitio donde estaba sentado el chino hasta mi nariz, a pesar de las toses fingidas y del puff repetido que tanto éxito tiene aquí en Bélgica, el chino para nada se percató que me molestaba y si se percató tampoco hizo nada para remediarlo.

A su favor, diré que son amables, las maletas te las suben y te las bajan cuantas veces quieras del portamaletas, si decides que quieres cambiar de sito todas las maletas ajenas y ponerte la tuya a tu lado, aunque hayas llegado la ultima, nadie dice ni mu!! Y encima se ríen.

Otro factor importante a su favor, o al nuestro según se mire, es que los pies no les huelen (los zapatos gozan de una independencia que en España, o al menos según mi hermano, rozaría la demencia, …lo primero que uno hace cuando sube al tren es quitarse los zapatos y cuando tienes que andar , para ir a por agua para los noodels, o al baño, (nota: para fumar no hace falta salir del vagón,) o a pasear, es ponerse unas chanclas, complemento indispensable en todo bolso de mano que se precie, vamos que aquí, creo que queda claro , la demencia es llevar todo el santo día los zapatos puestos.)

Y lo mejor de todo es el servicio de despertador: los miles y miles de revisores que hay en el tren , llevan un control minucioso o comunista, según se quiera, de los pasajeros que hay en el tren, tras hacer la cola en el ya mencionado tapón del 15, se pasa por un ligero control donde te pican el billete, luego le enseñas el billete a otro revisor que te da una tarjeta de plástico, que en un primer momento el agente 66 y yo no teníamos ni idea para que servia, pero que a las 7 de la mañana comprendimos la utilidad, otro revisor se encarga de darte tu antiguo billete y que tu, le entiendas o no, y con una amabilidad que yo calificaría de marxista-leninista, le devuelvas la de plástico. El no encontrarla produce a los chinos una hilaridad sorprendente y cuando por fin la encuentras y se la das, literalmente te echan del tren, bueno es saber que aquí son bienvenidos los que como yo tenemos el sueño fácil.

La agente 66 dice que solo ha dado dos cabezadas, pero yo la he visto roncar toda la noche, mientras que yo, menos mal que tengo el sueño fácil, porque he estado escalando y desencalando el tercer piso sin chanclas, he estado probando dormir hasta con el antifaz, pero el sueño se me ha resistido, y el fresquito del aire acondicionado creo que se me ha metido al cuerpo en forma de virus.

A la salida del tren, hay otro revisor que te vuelve a mirar el ticket y te deja salir del recinto, como para colarse!!!


Gente haciendo la cola en la estacion del tren de Pekin